jueves, 31 de marzo de 2011

ENTREVISTA.FICTICIA.GABRIEL.FIGUEROA.

ENTREVISTA A GRABRIEL FIGUEROA.
ARTISTA ACTIVISTA.











ENTREVISTADOR: DANIEL MARTÍNEZ TORRES.

FECHA: 1947




Gabriel Figueroa, aclamado artista nacional, director de Fotografía emblemático y esencial para el cine de nuestro país, se encuentra cómodamente sentado frente a mí. Siempre fue de buen vestir y buen gusto, acomoda el pañuelo que trae al cuello y asiente, en señal de que está listo para la entrevista. Antes de sentarnos, el alegre y platicador señor, me dio un recorrido por su hogar y me contó una simpática anécdota de su infancia. Pero el motivo de mi entrevista con él es sobre otros temas. A lo largo de su carrera el carismático individuo ha tenido una fuerte participación política. Con su cámara, afirma él, no busca masque aplicar la técnica y poder retratar el movimiento, eje central de la Vida. Representar lo real, lo emocional. La convicción con la cuál contrastaba sus cielos, contrastó también los de la ciudad de México. Imponiéndose incluso a su propio sindicato, manifestándose con una serie de mítines que organizó durante los años cuarenta.

Sin más, continúo con la conversación, encaminándola hacia lo que quisiera averiguar y pregunto. Señor Figueroa, antes que nada gracias por recibirme en su hogar. Quisiera que me contara un poco sobre los hechos que llevaron a las revueltas de 1945, organizadas por usted y Cantinflas.

Figueroa, se detiene y voltea su mirada hacia el pasado. Da un trago de su whiskey y con un aire de viejo cuenta cuentos comienza un relato que nos llevaría por un intenso recorrido a través un breve instante de su vida. En sus ojos podemos ver una película correr. Siempre danzantes de un punto a otro, como si bailaran al ritmo de su voz, la cuál con cada momento que pasa, cobra fuerza e intensidad. Algo que uno no esperaría de un señor de su edad.

Recién habíamos formado el Sindicato de Trabajadores de la Industria Cinematográfica, y la habíamos ubicado en Reforma 90, un señor se presentó para informarnos que mi predecesor había vendido el edificio en medio millón de pesos. Una transacción fuera de línea, y de todo orden moral. Claramente nos molestamos y publicamos un manifiesto denunciando el Gansterismo de la CTM. Esto no les gustó nada, y nos citaron a declarar.

Una vez ahí, Salvador Carrillo, director de la CTM, que estaba sentado junto a mí, empezó a hablar en una forma grosera, francamente insultante, provocándome a cada momento para que yo le contestara. Sin preocupación afirmé que le daría los nombres de los ladrones de la CTM, y que el suyo, era el primero en la lista.




Ante esto no me quedó mas que preguntar Cual fue la reacción a esta declaración, es bien sabido que los sindicatos no son de sencillo trato.

Antes de darme cuenta, continua Figuera con su declamación. Carrillo me golpeó el molar y me lo rompió. Fue una bofetada muy ágil, con anillo, claro. Se armó la gresca. Sujetaron a Carrillo por la espalda, y yo empecé a buscarlo. Cuando vi que cerraba los brazos y sacaba una pistola que traía en el pecho, salimos volando de ahí y fuimos al sindicato, donde redactamos otro manifiesto.
Los del sindicato me llevaron al Hospital de Maternidad, donde fui milagrosamente rescatado por Esperanza López Mateos, la mujer de mi hermano, quien por una indiscreción de un compañero que marcó a casa para avisar, se enteró de que me operarían. Llegó instantes antes de que me inyectaran un sedante. Soy alérgico, me hubieran mandado al otro mundo.

Supongo que esto desencadenó alguna reacción por parte de ustedes?


Con una carcajada el fotógrafo continúo con su relato. Todas las conversaciones con él son como pequeñas e instantáneas películas.

-A causa de esto los artistas y técnicos hicieron una gran manifestación por Madero y Zócalo para protestar. Se paralizó la industria cinematográfica. Hubo una gran asamblea, en la que entraron Cantinflas y Jorge Negrete, y donde se decidió separarnos de la CTM, a pesar de lo difícil que resulta lograr el registro en esas circunstancias. Hicimos varias manifestaciones más, siendo la del Frontón México la más conmemorativa, logramos reunir a cerca de ocho mil personas.


Me parece maravilloso, pero pudiera decirme con mayor claridad como fue que finalmente lograron su registro?

Pudimos obtener el registro gracias a la solidaridad del Sindicato Mexicano de Electricistas. Quienes bajaron el switch del Distrito Federal durante un minuto, y notificaron que al día siguiente serían dos, luego tres, y así hasta que nos lo dieran.

La industria emprendió marcha una vez más, pero los del STIC trataron de deshacer todo. Tuvimos que atrincherarnos diez días ahí dentro. Cantinflas era nuestro secretario general, y siendo yo el encargado de Estudios Azteca, y Negrete de CLASA, se paseaba de un estudio al otro. Alrededor de los estudios acampaban los policías en tiendas de campaña.

Al quinto día, un señor bien vestido, y que nadie conocía, pidió entrar con todo y coche. Sin presentarse nos informó que traía con él al mejor tirador de metralleta, y que estaría a nuestra total disposición en caso de que la CTM decidiera atacar. Yo era el encargado de dar la orden de fuego.

Todo esto me lo cuenta con una mirada seria, preocupada, puedo notar que realmente comprende el peso de lo que sucedió aquel día.

Ahora que me cuentas esto, recuerdo una imponente fotografía que alguna vez vi, en la cuál Negrete sostiene una pistola frente al edifico de Reforma 90, que suscitó esta imagen?

La fotografía que mencionas, la tomaron el día que Negrete, junto con otros trabajadores más salieron a desenterrar las bombas que habíamos plantado en los alrededores. La policía se quedo de a seis. Fue entonces que Don Manuel Ávila Camacho se enteró y mandó llamar a diez representantes de nuestro sindicato y a diez del STIC; A la mera hora del STIC fueron tres personas y los demás eran de la CTM. Claramente Carrillo tuvo algo que ver en todo esto. Cuando llegamos los cetemistas habían convocado a ciento cincuenta compañeros para que nos abuchearan mientras entrabamos. Justo cuando terminábamos de atravesar el tumulto escuché que gritaban “fascista”. Volteé y el agredido fue Gerardo Núñez, el director de los músicos. Este, sin más, volteo y dio una bofetada a su agresor. Los ciento cincuenta se quedaron quietos y no sucedió nada más.

Platicamos con el presidente cerca de tres horas. Cantinflas habló sin pelos en la lengua, diciendo ladrón cuando debía decirlo. El presidente declaró que deberían nuestros abogados de firmar un laudo presidencial delimitando la jurisdicción de ambos sindicatos. Aceptamos y creímos se había acabado el lío. El presidente cometió el error de aclarar la fiesta en paz y que apreciaba de igual manera a ambos comités. Cantinflas se levantó enfurecido y aceptando ser desterrado declaró que jamás aceptaría ser comparado con esa bola de ladrones. El presidente le pidió que se tranquilizara y que a manera de castigo los invitaría a todos a comer. Cantinflas se negó, y para intentar tranquilizar el asunto, nos mandó por escaleras separadas para salir del edificio. Algún agente suyo cometió el error de mandarnos a todos por la misma escalera. Cuando me di cuenta le dije a Mario que esperara conmigo en un descanso entre escaleras, y sin miedo gritó “Si, Gabriel, esperemos a que pasen estos hijos de la chingada”. Yo temí por mi vida. Nada sucedió. Una vez más los ciento cincuenta no hicieron nada.

Exitado por la historia que se manifiesta frente a mí, sin pensarlo contesto y siento que finalmente entablamos conversación. -El curso de sus acciones tuvo algo que ver con propagandismo? Impulso de su nuevo sindicato?

Pues claro que no lo hicimos por lograr fama. Queríamos una Industria limpia, y honesta. Somos creadores artistas. Humildes trabajadores. Pero no somos dejados y mucho menos de vista gorda. Menos yo, que debo ser observador y crítico a todo momento.

Pero era necesario llegar al punto en el cuál personas como usted y Cantinflas tuvieran que arriesgar sus vidas, no vale la pena acatar una que otra regla?

Nosotros siempre hemos sido los amables, las represiones son las que nos obligan a medidas extremas. Me parece fundamental tomar acción ante todo lo que consideremos anti humano, y contraproducente a nuestras labores como sociedad.
Yo, personalmente, jamás he sido lo suficientemente atrevido como para actuar egoístamente. Quisiera fungir como ejemplo, como una manifestación de las cosas bien hechas, y de los resultados bien logrados. No puedo alejarme de mis valores, no quiero, y jamás lo haré por burocracia.

Torna su mirada hacia la distancia y guarda silencio. Pensante.

Después de varias horas platicando con Figueroa, me ofrece un whiskey y dice.

Pero ya fue suficiente formalidad, ahora platíqueme algo usted. Suelta una carcajada y mueve su bigote juguetonamente.
Se quita los lentes los limpia con su pañuelo, y vuelve a reír. Esta vez con mas tranquilidad. La seriedad jamás ha sido enemiga de la alegría.

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